Esta Nota Técnica de Prevención (NTP) del INSHT, se compone de dos
partes y se centra en el muestreo de contaminantes biológicos como parte del proceso de investigación de problemas de calidad del aire interior. En la primera parte se abordan una serie de consideraciones a tener en cuenta a la hora de
llevar a cabo dicha investigación en relación con la presencia o posible presencia de contaminantes biológicos, proporcionándose recomendaciones para realizar el muestreo de los mismos en caso de que éste resulte pertinente.
En la segunda parte se describen las principales técnicas y equipos de muestreo existentes para la identificación y/o determinación de dichos contaminantes.
Las NTP 1064 y 1065 suponen una actualización y una ampliación de los contenidos de diversas NTP relacionadas con este tema.
La calidad del ambiente interior de los edificios depende de numerosos factores físicos, químicos y biológicos.
En relación con los contaminantes biológicos, el aire interior puede contener una mezcla compleja y variable de microorganismos, fragmentos y componentes de los mismos entre los que cabe destacar:
b-1,3 glucano y ergosterol fúngicos, ácido murámico bacteriano, toxinas (endotoxinas de las bacterias Gram negativo y micotoxinas fúngicas), compuestos orgánicos volátiles microbianos (COVM), polen, ácaros, partes y deyecciones de insectos, pelo y descamaciones de animales, etc. La composición de los bioaerosoles va a depender fundamentalmente de
su fuente, del mecanismo de aerosolización y de las condiciones ambientales existentes.
Los bioaerosoles juegan un papel muy importante en la contaminación del aire interior, llegando a contribuir entre un 5 y un 34% a la contaminación total existente. Además de originar molestias en los ocupantes del edificio debidas, por ejemplo, a olores desagradables a causa de la presencia de moho, los bioaerosoles pueden producir efectos en la salud que varían desde infecciones microbianas hasta efectos tóxicos (causados por micotoxinas y endotoxinas) y alérgicos, pudiendo deberse estos últimos a una gran variedad de contaminantes biológicos como antígenos de hongos y bacterias, polen, o alérgenos de ácaros, insectos o animales de compañía. No obstante, en muchos casos, los síntomas son inespecíficos y no pueden atribuirse a un contaminante concreto, pudiendo tener, además, otros orígenes no biológicos. Es por ello que la identificación de un problema de calidad del aire interior resulta compleja, requiriéndose una investigación previa de la situación a fin de poder enfocarlo
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adecuadamente.